En verdad que no fue demasiado romántica la causa que dio origen al nacimiento de La Cultural y Deportiva Leonesa. El primero que desfiló por esta «Saga» y abrió la espita de las anécdotas, narró con toda sinceridad aquel curioso amanecer. Consideramos que lo más hermoso de cuanto aquí nos contaron tantos personajes, ha sido precisamente esa sinceridad con que lanzaron sus personales confesiones. Hablaron con nosotros diríamos que cogidos por sorpresa. De ahí el que se expresaran sin falsas concesiones, abiertamente, con un desahogo o respiro profundamente humano. ¿A qué clase de reflexiones nos llevaría el meditar sobre lo que supuso en la vida de estos hombres su paso o permanencia como presidentes de un club de pequeña provincia…?. Creemos principalmente que ello más que beneficiarles les perjudicó a todos o a casi todos, de manera ostensible. Escasas fueron sus satisfacciones deportivas, que pudiéramos concretar a aquellas en las que nuestra Cultural Leonesa consiguió sus objetivos de ascenso, pero esto fue superado con creces por las muchas decepciones y, de manera concreta, centrándolas en las abundantes angustias de índole económica, si bien estas adversidades no las vivieron en la misma medida, de tal forma que no pocos, hartos de sufrir en lo económico y heridos sentimentalmente en lo puramente deportivo, se vieron obligados, incluso, a negar su presencia en las gradas.
Abogados, médicos, ingenieros, militares, industriales, funcionarios, empleados… en fin, de todo este conglomerado estuvieron integradas o compuestas las distintas directivas del histórico club leonés. Algunos de ellos repitieron la aventura requeridos por otros que buscaban la aportación de su experiencia. Los más abandonaron totalmente aquel peregrinar.
Desde el año 1923 en que se fundó La Cultural Leonesa hasta el de 1980 que ahora vivimos, sumamos medio siglo largo de su existencia. Y en estos momentos tenemos a una nueva generación dirigiendo los destinos de tan escorada nave culturalista, como buenamente pueden, llevando el mando José—Elías Fernández Lobato con la colaboración de un nuevo grupo de entusiastas, leoneses en su mayoría y, a su lado, quienes sin serlo se sienten a León plenamente vinculados. Y al igual que sus antecesores viven inquietos, pendientes de esta Cultural y Deportiva Leonesa —deportiva y no cultural por supuesto— y, como tantas veces, especialmente preocupados tratando de salir del atolladero económico en el que el Club se encuentra sumergido, que es la eterna cantinela.
A través de esta «Saga» hemos podido comprobar lo que era este deporte en sus albores, entrega desinteresada de jugadores que montaban las porterías, pintaban las líneas de campo, cuidaban de su vestuario, etc. Y, en contraposición, el deporte puro fue dando paso
al profesional que todos conocemos, de verdadero derroche en los grandes equipos —alta sociedad— y las escalas más o menos inferiores —media y baja— que, salvo contadísimas excepciones, subsisten milagrosamente, porque de otra parte, quiérase o no, la decadencia del fútbol es evidente. Resumiendo, que esto del balompié está pero que muy complicado y ojalá que, para bien del mismo y de aquellos que le siguen siendo fieles, se origine un cambio que le sirva de favorable revulsivo.
En la medida que hemos podido abarcar, desearíamos que este libro de «La Saga de La Cultural y Deportiva Leonesa», sea como un sentido homenaje a todas las generaciones en el representadas desde la lejana década de los veinte hasta ésta del ochenta que avanza inexorable hacia el fin de todo un siglo. Que esta fue nuestra pretensión al imprimirlo: sembrar unas páginas para el recuerdo y la añoranza, así, sencillamente.
Germán Tuñón José María Villot
