SALVADOR ROCHA

Y otro protagonista —Salvador Rocha Brey— nos aporta sus recuerdos a esta historia.
«Pues sí. Había descendido La Cultural a Tercera y habían embargado La Corredera. Yo era tesorero. Pagaba las facturas los sábados. Recuerdo que el Gobernador, Carlos Pinilla, decía siempre:
«Lo primero es pagar a los obreros. Ya se pagará después a los proveedores que les hace menos falta el dinero…».
Pues bien, me dice Tagarro que embargan el campo y me fuí para allá corriendo. Estaba el difunto José Pinto Maestro que era el abogado del dueño de la finca. Me explicó que llegaba tarde. Recuerdo que Pepe Reyero estaba tirando la tribuna (la había hecho él y la explotaba, naturalmente). Cogí un buen berrinche… si no me calman entre varios, hago una locura y me detienen…».
Pero hombre, y con todo y con eso va usted y se nombra presidente…
«Sí…sí. Nadie quería hacerse cargo del equipo. Un personaje muy influyente (prefiero no dar el nombre) me dijo: «esto es un cadáver y huele a podrido». Me enfurecí y formé la directiva. Con gente humilde. Quiero decir que no éramos la élite… Recuerdo a Roberto, Germán Nistal, Federico Tagarro — iqué gran técnico!— y se hizo entrenador Isidro. Cogimos a La Cultural desde cero. No había jugador, ni un balón, ni una camiseta. Nada de nada.
Reunimos a unos chicos de Puente Castro, de la cantera y quedamos en quinto lugar.
Y es que perdimos, por falta de personal, en los encuentros clave. Teníamos un jugador muy bueno, Ricardo, que trabajaba en Teléfonos. El chico era de La Coruña y disputábamos un encuentro con el Juvenil coruñés. Ricardo, naturalmente, quería jugar y quedar bien… pero salió con un flemón (y en contra de la opinión de Pereira) El caso es que perdimos.
El partido se jugó en El Ejido que era de La Maestranza. Conseguir la cesión fué un triunfo. Se inició la campana liguera en el frente de Juventudes (hoy Estadio Hispánico). Recuerdo que Arce, que era muy amigo mío, nos dejó estrenar el campo. Jugábamos por la mañana, pues a la tarde había toros. Y llovió…, llovió como nunca.
No sacamos ni para pagar los porteros…
¿Les sigo contando la historia de El Ejido…?
Pues bien…, el coronel, don Manuel, era una gran persona pero poco amigo del balompié, prefería otros deportes. Además en un partido se habían producido roces entre los equipos de La Cultural y Maestranza. Insistí… y lo conseguimos. Ayudó mucho Barquero, gobernador por aquel entonces, y José Eguiagaray, alcalde… y Ramón Cañas, Presidente de la Diputación.
Recuerdo que el alcalde me dijo: «équé me cuenta usted de fútbol, Rocha, si no distingo un penalty de un corner…?». «No se preocupe —le contesté— dénos dinero y le enseñamos».
El dinero —sigue contando Salvador Rocha— era la gran preocupación. Al principio ni un socio…, luego llegamos a trescientos que pagaban uno o dos duros. Las reuniones se hacían en la Casa del Deporte o en mi negocio. Se acababan las reuniones con unos
centollos de Vigo. Y luego a recaudar fondos para los desplazamientos. Cinco mil, seis mil, siete mil pesetas… A los jugadores les decíamos: «mirad: no hay ni un duro. Pero todo el dinero que entre en caja será para vosotros. Nosotros no queremos nada.» Y recuerdo que en Navidad repartíamos unos durillos. Ramiro, el que está en el Banco de España, era el tesorero y si tenía dinero les llamaba. Las camisetas nos las regalaron en el Instituto Nacional de Previsión…».
Hay una curiosa anécdota de un partido internacional, ¿no?
«Sí. Las autoridades, que nos habían ayudado mucho, se merecían un homenaje. Les compramos unas insignias de oro y buscamos la ocasión para imponérselas. Como yo quería «algo especial…», empecé a pensar en un partido internacional. Tenía un amigo que iba a Portugal a vender cera (Romero se llamaba, creo) y le dí el encargo de ficharme un equipo. Y así fué. Vino el Bragança do Minho y gratis. Bueno, a cambio de la devolución de visita. Teníamos que hinchar el «perro». Se me ocurrió decir que traían siete internacionales…; que nunca habían perdido un partido. Que era el mejor equipo de Portugal.
Llegaron el sábado de noche y se reunieron en mi casa. Venía con ellos un capitán (un hombre altísimo, que nos hizo, en los postres, un discurso larguísimo) y estaban empeñados en comprar ropa, maletas, de todo. Pero como era tarde los comercios habían cerrado. Montamos el «cuartel general» en el Cantábrico y fuí llamando a los amigos para que abriesen las tiendas. Los portugueses encantados.
Al marchar aseguraron que «con las compras habían ganado ya para varios viajes». El partido no, eso no lo ganaron. Les metimos «siete a uno». El caso es que se jugó el partido, entregamos las insignias y nos olvidamos de un gran valedor; José María Ladreda, presidente del Instituto Nacional de Previsión, que nos había regalado las camisetas.
Dos equipos nuevos, con balones y todo. Después le hicimos un homenaje a él sólo…».
Salvador Rocha recuerda, finalmente:
«Al acabar el año hablé con AntonioFernández Díez. Le pedí que me relevase. Yo tenía mucho trabajo… se había muerto mi socio.
A Antonio le dije: «como estás de Diputado nos pueden ayudar desde allá un poco».
Después ¿recuerdan? le sucedió Antonio Amilivia y se hizo la hombrada de subir a segunda y de segunda a primera».
Salvador Rocha, un gallego con más de medio siglo de residencia en León recordaba que en su pueblo natal (Las Nieves) no había fútbol, ni campo. Pero que iban por los pueblos limítrofes con porterías «de quita y pon». Que su equipo favorito era el Real Vigo que tenía al Fortuna como máximo rival… dos equipos (de «señoritos» y de «mariñeiros») que luego se fusionaron para fundar el que hoy es Real Club Celta de Vigo…
Acaba diciendo:
«Estoy muy agradecido a todos cuantos nos ayudaron en esa época heroica, y a los leoneses de ahora que me recuerden con algún cariño. No tengo más mérito que haber querido a esta ciudad de donde son mi mujer y mis hijos. Donde hice toda mi vida. Sólo me
gustaría ver, de nuevo, a La Cultural en Primera…».
Esta fué la directiva de D. Salvador Rocha Brey: D. Jesús Pérez, VicePresidente; D. Antonio Fernández Díez, ídem; D. Ramiro Ramos Garrido, tesorero; D. Antonio Alvarez Arias, Secretario; Vocales: D. Toribio Morán, D. Germán Nistal, D. Juan García, D. Luis Roberto Antón, D. Antonio Ragel Díaz y D. Federico Tagarro.
