JOSÉ MONTES, UN SEVILLANO CULTURALISTA

El único presidente de La Cultural Leonesa que tuvimos que buscar fuera de nuestra frontera provincial y que no podía faltar en nuestra «saga», fue D. José Montes Gómez, sevillano el —ahora residente en Madrid— que llegó a León a ocupar un alto cargo en la Delegación de Hacienda. Con su innata cordialidad y simpatía —nunca reñidas con su gran talento— hizo pronto numerosas amistades. Aficionado al fútbol, que ya vivía intensamente en su tierra sevillana —seguidor entusiasta del Betis— su presencia se hizo notar en los ambientes futbolísticos leoneses y, de inmediato, La Cultural Leonesa fue, por así decirlo, su nuevo club de preferencia, asistiendo a todos sus partidos, incluso a no pocos de los que disputaba fuera de casa. Sin embargo vamos al grano y el va a ser quien nos cuente cómo llegó, desde el nivel de simple aficionado al de, nada menos que Presidente del club representativo de León…
«Fue de forma sencilla e improvisada y se gestó estando en la industria de un buen amigo, Demetrio Villalón, donde una mañana se presentó por allí el entonces presidente de la Federación Local de Fútbol, Pedro Prieto, que ante la crisis que tenía planteada La Cultural, buscaba la forma de encontrar a una persona que desease regir los destinos de dicha sociedad y, entre Villalón y él, me convencieron para que presentase mi candidatura, cosa que acepté, pues, en honor a la verdad, dada la pasión que sentía por el fútbol, me entusiasmaba:
me rodeé de excelentes amigos para iniciar la organización y marcha del club leonés. Me hice cargo en la temporada 1958/59 y forzado por mis superiores, hube de dejarla en la siguiente 1959/60″.
Nos habla de crisis José Montes, y desearíamos que nos contase «Al hacernos cargo las condiciones económicas eran fatales.
Creo recordar que no había saldo en caja ni para pagar el alquiler del local o domicilio social. Pero la noble y leal afición leonesa por un lado y, sobre todo, con la colaboración de los componentes de la anterior directiva, al frente de la cual estaba aquel gran caballero que fué D. Antonio Amilivia, que en ningún momento nos exigió el pago de los débitos que ellos habían avalado particularmente, gracias a todo ese cúmulo de facilidades previas, salimos a flote haciendo por nuestra cuenta los gastos necesarios para formar el equipo o plantilla, que al hacernos cargo tan sólo contaba con seis jugadores y un buen montón de reclamaciones de atrasos en la Federación. Pechamos con todo lo que nos venía encima y seguimos adelante».
De donde partían los males ¿De la falta de conocimientos de presidentes y directivos o de qué?
«Los males del fútbol de entonces y de ahora, no son debidos a los directivos; éstos llegan plenos de buenos deseos, de entusiasmo y afición, y no se les va a exigir un peritaje de alto nivel. Como ex—presidente, incluso a nivel de aficionado, todos los males llegan de la Federación y en especial de la Nacional, con el total abandono de sus obligaciones, incluso las humanas, y se haría interminable el exponer aquí tantos defectos e irregularidades federativas, a no ser a nivel de careo con esos responsables que no se responsabilizan de
nada, viendo este mal fútbol que estamos padeciendo, estas selecciones nacionales que, con un Mundial en España a la vista, sigue siendo uno de los peores, a nivel medio, no superior, mundialmente hablando. Los directivos cumplen honradamente, y no hay que negar que a veces, en aras de un deseo de lograr altas metas, superan su capacidad económica. Triste y lamentable, pero nunca haciendo las cosas con intención de dañar».
José Montes nos ofrece los nombres que recuerda compusieron la directiva que él presidió —y que ya ofreceremos— pero hace un inciso y agrega:
«Deseo aquí resaltar la eficaz, serena y sincera colaboración de una figura tan unida al club, señera en todos los aspectos, que no fué otra que la de Federico Tagarro y, a su lado la de un estupendo administrativo Javier Malagón Manzaneque, y la de aquel ex—jugador, soberbio ejemplo de amor al club, conocido por Moro, todos unidos para afrontar una temporada aciaga, pasando a Tercera División y levantar ala querida Cultural para llevarla nuevamente a la Segunda».

Otro tema. ¿Cómo se llevaban a cabo los fichajes de entrenador o jugadores? y, ¿llegaste a imponer en alguna ocasión al entrenador, alguna alineación contra su criterio? «La adquisición de jugadores, en aquel entonces y ante tantas urgencias, se hacía en su mayoría a través de los eternos intermediarios. Algunos resultaban y otros fueron nefastos. Pero sí recuerdo que nuestra directiva debe agradecer mucho a directivos que nos ayudaron de grandes equipos, como los del Real Zaragoza, Real Valladolid y, sobre todos, del Real Madrid, que nos allanaron no pocas dificultades en esa materia. Sobre el otro particular hablo con la estricta verdad al deciros que jamás indiqué a los entrenadores alineación alguna, y confieso ahora que lo siento en el caso del entrenador Mundo, que cometió muchísimos errores —como todo humano, por supuesto— pero tan continuados que nos obligaron a despedirle, tarde, porque ya no quedaba tiempo para evitar el descenso».
¿Qué opinas de las canteras?
«Favorablemente y totalmente convencido de que el porvenir del fútbol está a niveles provinciales (ahí están los Camacho, Gordillo, Tendillo, López Ufarte, Arconada, Pineda, etc.) y en el caso de nuestro querido León, ¿qué decir de jugadores como los César, Calo,
Gamonal, Rabadán, Vallejo, Puente, Marianín, Arenillas… y así para no acabar en las citas. Pero hace falta ayudas. campos, dineros para los clubes regionales, y para esto un control al máximo del dinero que se recauda por el procedimiento de «las quinielas».
Cuéntanos algo de los mejores recuerdos, y de los peores, por supuesto…
«Amigo mío, los recuerdos se me atropellan cuando pienso en la querida Cultural. Quizá el más triste de todos fuera el de mi forzada dimisión, impuesta por el Ministerio al que pertenecía. Una imposición penosa que jamás olvidaré. Sin embargo, las alegrías fueron muchas. ¡Aquélla ovación de mis leoneses cuando me impusieron la insignia del Club! Aquel golazo, cuarto el preciso, de Torres Pardo en el partido que nos clasificaba para el ascenso a Segunda División! iAquellas lágrimas en las casetas, abrazado al gran Tagarro,
«celebrando» el ascenso!. ¡Aquellas «gracias, señor Montes», del gran defensa Gutiérrez tras su partido de homenaje! Todo, los leoneses me dieron su amistad en momentos y situaciones estelares de mi vida, y por ello les envío, con toda humildad, de corazón a
corazón, la más profunda gratitud. ¡Cómo les recuerdo a todos desde esta corta lejanía! Después, lo sabido, tuve que dejar el cargo y siguió al frente del club el amigo Eduardo López y a el le dejo el testigo».
No obstante, José Montes no puede dejarnos sin contarnos las anécdotas, que suelen ser la historia con mayor jugo, y eso le pedimos…
«Con mucho gusto. En un partido en la entonces «Puentecilla»
contra el Indauchu, que venía con los famosos Cobos, Río, extremo Pereda y ariete Jones, entre otros, ganamos por tres a dos. El tal Jones era una maravilla rematando de cabeza ante los prodigiosos centros de Pereda y nos habían marcado un gol y continuaba el
peligro. Comenté con el entrenador Mundo en la caseta, en el descanso, que consideraba debía someter a un mejor marcaje a Jones, y en aquel momento, el gran jugador Miche me dijo: «no se preocupe usted, Presidente, que eso lo soluciono yo». Temblábamos a cada
saque de esquina, pero Miche bajaba y se situaba junto a Jones, así hasta en tres o cuatro ocasiones, y veíamos que Jones ya no saltaba.
`Ganamos», dije, y al terminar, le pregunté a Miche sobre el hecho, y me respondió: «Yo bajaba y me ponía junto al negro (era guineano) y cuando el balón venía por el aire, yo me mantenía pisando a Jones «sin querer». Otra: una reunión de la directiva buscando una solución económica. Las cinco de la madrugada y un directivo que se dispone a traernos unos cafés de donde sea. Y otro directivo, (eran las seis de la madrugada ya) que le responde: «Para mi no traigas, que si lo tomo no voy a dormir en toda la noche». Y una tercera: Buscábamos buena semilla para resembrar el campo, miramos precios y condiciones y nos- llevaron las más baratas. Se sembró el terreno, lo abonamos con lo que unos amigos nos facilitaron, y todo hecho.
Después de bastantes días acudimos a ver como iba la cosa y nos encontramos con un campo de amapolas, jaramagos y patata temprana. iNos habían vendido las barreduras de un almacén de semillas!».
Al preguntarle qué opina sobre los presidentes culturalistas de los que tenga referencias, José Montes, diplomático él, se limitó a decir que para el todos son buenos, que hay que estar dentro para conocer de los esfuerzos y sacrificios de presidentes y directivos de
un club de fútbol y, por ello, admiró y admira a todos sin excepción, y finalizó la charla con estas palabras: «Déjame resaltar un simple detalle: que cuando al discurrir de mis actuales actividades, he de lucir alguna condecoración o llevar algún signo de categoría, con todo honor y con altivo orgullo, luzco en mi solapa la insignia de mi querida Cultural con su león rampante. Y termino añadiendo que a través de los medios de comunicación sigo la marcha del equipo leonés, mi equipo, con alegría o pena según los resultados y, en suma, de todo cuanto de ella hable. i Hasta siempre, amigos!.
Directiva de D. José Montes Gómez:
Vicepresidentes: D. Demetrio Villalón Villalón, D. Juan Díez Robles, D. Manuel Arroyo Quiñones; Secretario: D. Demetrio Retana; Tesorero: D. Fernando Rodríguez Cardet; Vocales: D. Andrés Edo, D. Ramiro Jover, D. Eduardo Pérez, D. Santiago Azurmendi, D. Ángel Panero, D. Juan Antonio Carro, D. Vicente Vidal, D. Enrique Bel.